Fieltro: la voz de Paula Dünner
Las representaciones visuales pre-renacentistas de la anatomía se basaban principalmente en los escritos de Galeno, el gran filósofo y médico romano, cuyas investigaciones anatómicas se basaban en la observación de animales en lugar del estudio del cuerpo humano.
La larga tradición de la ilustración médica que precedió al estudio científico de la anatomía humana era en verdad una forma de arte-ciencia (con énfasis en lo primero) como se entiende el termino en estos días, y tanto la belleza como nuestro interés en estas imágenes el día de hoy nada tiene que ver con la verdad científica sino con su alejamiento estético de la precisión científica.
Es con las observaciones precisas que hace Leonardo a partir de cadáveres colgando de los muros de Florencia y el surgimiento de los teatros de anatomía de Padua y Leyden que dichas imágenes comienzan a derivar hacia la ciencia-ciencia en un proceso hegemónico de observación que culmina en el reciente proyecto de decodificación del Genoma Humano, que podría decirse constituye la observación más precisa del cuerpo humano realizada hasta la fecha.
A mí me parece que, por lo menos desde el punto de vista artístico, la precisión científica no es la única manera o ni siquiera la manera más efectiva de abordar lo más profundamente humano, las emociones, los afectos, el amor.
También me parece que referirme al trabajo de Paula Dünner exclusivamente en términos de una posible mirada molecular y su posición relativa en un orden genómico de las cosas, sería hacerle un flaco favor tanto al trabajo como a la artista.
Digo posible porque como ocurre con la mayoría de los artistas, el trabajo de Paula Dünner efectivamente habita dicho espacio conceptual. Su trabajo de hecho ocupa el espacio que hay entre lo que es desde un punto de vista fáctico, de los hechos, y lo que podría ser, una visión, solo que en su caso, la brújula que guía la mano, toda la cartografía de su trabajo, surge del corazón humano, no lo política o profesionalmente circunstancial, la contingencia o una fría indagatoria intelectual.
Ella no es del tipo de artista que ve a la realidad como un sistema, político, económico o social. Este trabajo no enfrenta a las fuerzas de la historia ni busca en ellas una explicación para el progreso humano.
En el transcurso de los anos, he visto muchas veces el trabajo de Paula Dünner y siempre pensé que sabía más o menos el lugar de donde este viene y por lo tanto puedo citar su interés en el trabajo de Ernst Haeckel, por ejemplo, con sus observaciones de la forma en la naturaleza. Podría ver su trabajo como un proceso de morfogénesis (y efectivamente lo es) o a partir de sus posibles vínculos con artistas que trabajan con el subconsciente.
Desde su dimensión biológica o antropomórfica también podría vincular sus formas de fieltro con la obra La Poupee de Hans Bellmer y nociones de desmembramiento, trauma o también con la obra de artistas que abordan a la ciencia y sus principios y artefactos en su trabajo.
Todas estas referencias provienen del intelecto y solamente sirven para proporcionar un tipo de construcción intelectual con respecto al trabajo, una especie de contexto de análisis provisorio. Pero estos parámetros contextuales solamente ofrecen el tipo de ayuda condicional prostética que pueden dar un par de muletas y una silla de ruedas en términos de movilidad personal cuando se trata de explicar lo que sentí cuando hablé con ella por teléfono no hace mucho, No lo que dijo, sino como lo dijo.
La calidez y excitación con la que me describió su proceso de trabajo desde su estudio tan lejos en Chile, me comunicó más acerca de su proceso tan profundamente humano que lo que las palabras jamás hubieran podido hacer.
Hable con una mujer ese día. No hay mejor manera de ponerlo.
Una mujer en labores de parto, amorosamente introduciendo su mano en su útero, hurgando en lo más intimo de su ser femenino y extrayendo la forma desde su interior e un proceso de auto-reconocimiento, dando a luz a un mundo de pequeñas creaturas de fieltro que emergen una tras otra, deliciosas, peludas, encantadoras, deleitándose en el cálido y soleado interior de su estudio, ofreciendo meros atisbos de su forma adulta y genero.
Pequeños seres que juegan con sus deditos redondos y cordones umbilicales mientras ella les ofrece canciones de cuna en grafito.
No hay nada más preciso, más emocionalmente certero que esto.
Paul Beuchat
[i] Sawday, Jonathan The Body Emblazoned:Dissection and the Human Body in the Renaissance, Routledge, London, 1996. See Ver ademas: Petherbridge, Deanna and Ludmilla Jordanova The Quick and the Dead: Artists and Anatomy, University of California Press, The South Bank Centre, 1997; Gent, Lucy and Nigel Llewellyn Renaissance Bodies: The Human Figure in English Culture c. 1540-1660, Reaktion Books, London, 1995 and Hillman, David and Carla Mazzio (ed.) The Body in Parts – Fantasies of Corporeality in Early Modern Europe, Routledge, London, 1997.
[ii]Anker Suzanne and Dorothy Nelkin The Molecular Gaze Art in the Genetic Age Cold Spring Harbor Laboratory Press, Cold Spring Harbour, New York, 2004. pp.4-5 “Una gran empresa cientifica como es el Proyecto del Genoma Humano es hegemonic. Como una empresa cultural dominante, ha institucionaalizado un concepto particular de realidad que aparece como exclusivo e inevitable. Cada vez más frecuentes y comunes, las explicaciones genéticas de la salud, el comportamiento humano y la personalidad parecen dominar tanto los discursos médicos como sociales, en tanto tienden a excluir toda otra interpretación y explicación.