Submarina

2004 - Galería Cecilia Palma

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Serie de obras realizadas con pintura y técnica mixta sobre tela. Collage, mostacillas, lentejuelas, bordados y costuras.

Sobre las formas artísticas de la naturaleza

Las pinturas recientes de Paula Dünner delatan una fuerte renovación de los recursos pictóricos que corrientemente trabajaba. En esta nueva serie explora las relaciones formales entre los códigos de la abstracción, la ornamentación y un singular estudio de materiales que reproducen un efecto de superficie muy atractivo y sensual. Por ello quiero consignar algunos antecedentes notables, para comprender las referencias que están implícitas en estas obras.

Entre 1899 y 1904 el connotado biólogo y filósofo alemán Ernst Heinrich Haeckel publicó diez portafolios de diez láminas cada uno bajo el título Formas artísticas de la naturaleza. El mismo año 1904 las cien láminas de Haeckel fueron publicadas en forma de libro con el acabado artístico de Adolf Giltsch, para su reproducción litográfica. Estas ilustraciones identificaban diversas especies de organismos, animales, plantas y estructuras microscópicas encontradas en la naturaleza. Estas referencias claves para entender la nomenclatura de las formas exhibidas por Dünner no solo explican el carácter referencial de sus pinturas, aparentemente abstractas, sino mas bien la recuperación de un espíritu anclado en una mirada que al estilo de Wörringer fundamenta una explicación sustancial sobre el origen germánico de estas formas. Casi en la misma data, la Secesión vienesa, el Jügenstil, las artes decorativas y la pintura de Gustav Klimt reafirmaban este carácter orgánico señalado por Haeckel en su búsqueda admirable por la belleza de las formas naturales.

Esta particular operación que realiza Dünner, de recuperar dichas formas, nos lleva a entender ahora el enlace del procedimiento que acontece en el desborde de los recursos productivos del artificio pictorial que ella monta. Cada pintura, de larga facturación contiene en si los códigos ocultos, como un ADN interno de estas formas orgánicas, que continúan su autónomo desarrollo, una lógica implícita en cada sección que se reproduce hasta el infinito basado en la información de su misma naturaleza. Es esta suerte de psiquismo escalado el que guía la producción de la obra, el que establece la ramificación,
la materialidad, la coloración, el acabado. Es un automatismo que implica una inmersión en la misma sustancia que le da origen. Por ello que toda explicación cultural queda fuera de control, cuando se intenta neutralizar estas pinturas. Al mismo tiempo los recursos extra pictóricos que se integran, señalan la continuidad de la operación, pero distanciando no arbitrariamente el sustrato artificial del engañoso brillo de la bijouteria y el plástico. De ahí entonces que esta fascinación por el falso lujo, el dorado, el arabesco y la psicodelia de estas formas, obedecen a una premisa mucho mas oculta incluso para la autora; en los juegos juveniles de ensartar cuentas de mostacillas y coser lentejuelas, en el ansia simbólica de aspirar al baile de máscaras en el palacio de Kuala Lumpur. Una parodia de la lujuria del carnaval, el vértigo hipnótico, que viene a transar con el espectador.

Arturo Duclos
Agosto 2004